Bonobo, Black sands, 2010
___________________________________________________________________________
“– No… Ya sé lo que usted cree… Pero escúcheme… Yo no estoy loco. Hay una verdad, sí… Y es que yo sé que la vida va a ser extraordinariamente linda para mí. No sé si la gente sentirá la fuerza de la vida como la siento yo, pero en mí hay una alegría, una especie de inconsciencia llena de alegría.”
—–
Roberto Arlt, El juguete rabioso, 1926
_____________________________________________________________________________
Una vitalidad desconcertante
me habita,
de una viscosidad nueva,
excéntrica,
violenta y paquidérmica,
fluida, densa, volátil,
de reptil que se vuelve ave,
de escamas a plumas,
de uñas a garras,
atado a la tierra, seguro
y capaz despegar, alado
–
¿Qué tiene la vida que parece
tan brillante al tacto,
pero que no te ciega,
sino que parece mostrar
en detalle sus aristas
mientras gira 360º?
¿Qué tiene que parece
que uno no pudiera morirse?
Inmortalidad por instantes,
mientras se vive,
no cuando se ha muerto,
las religiones dominantes se equivocan
al respecto,
ahora se percibe,
después, no sé,
y es que un gran día
no es aquel en que se esperan eventos grandiosos,
agendados, donde se usarán trapos nuevos,
sino aquel en que cualquier evento
puede ser grandioso si se lo mira con cuidado,
se se escruta con todos los sentidos,
si se vive con presencia,
sin pasados ni futuros,
mi miedos mortales.
–
Ir al supermercado,
cortarse las uñas,
acostarse bocarriba y no de lado,
comprar un timbre postal,
abrir el correo,
pasar junto a un pedestal
que fue trofeo,
ajustar una correa,
sin que esto corroa nuestro tiempo,
cortar unos jitomates,
hacer la cola para unos trámites,
cuando todo encaja en su sitio,
cuando no nos ha traído la marea,
es tan vívido, lúcido, lúdico y polimórfico
que es agradablemente desconcertante,
ser un sensor de la vida,
mientras la rueda gira,
y nosotros con ella,
dentro,
cuando no se es inercia
sino movimiento,
rápido o lento,
poco importa,
mientras el giro
una lo interno con el universo,
del plexus solar hasta la última galaxia conocida,
aunque sea sólo por un segundo,
todo con tal de no pasar una vida
sin ser eterno,
aunque sólo sea por hoy.
¡Ay, Arlt,
te comprendo
como si nos hubiéramos emborrachado
juntos toda la vida!
¡Qué eterno debes haber sido
mientras estuviste contigo,
aunque a ratos hayas sufrido,
de alegría, un nido,
un nudo unido!
_____________________________________________________________________________
Y para los que se sientan listos para afrontar cualquier jungla, he aquí una rola llena de energía animal:
Kinky, « Pos que se vengan », Atlas, 2003