
Tullio Crali, Before the Parachute Opens (Prima che si apra il paracadute), 1939 (detail)
Si no canto lo que siento
me voy a morir por dentro.
He de gritarle a los vientos hasta reventar
aunque sólo quede tiempo en mi lugar.
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Si quiero, me toco el alma
pues mi carne ya no es nada.
He de fusionar mi resto con el despertar
aunque se pudra mi boca por callar.
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Ya lo estoy queriendo
ya me estoy volviendo canción
barro tal vez….
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Luis Alberto Spinetta, Barro tal vez, Kamikaze, 1982
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« Amar la trama más que le desenlace »
Jorge Drexler, Amar la trama, 2010
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Azul para mis adentros,
azul a través de esos ojos morenos,
azul en un silencio,
donde cualquier conversación,
por más importante que parezca,
puede caer a pique como cualquier Kamikaze,
japonés o de Spinetta
Y se trata entonces de impedirlo
a punta de anécdotas sagaces
de las mejores frases,
de desenlaces
fugaces
sin necesidad de
mañanas
la felicidad bruta,
el primer respiro del día,
el primer sorbo de vida,
la fascinación de la despedida,
del mediodía,
la esperanza
de lo que será,
porque si bien comenzó,
quizá algún día florecerá
el recuerdo seguro
de un momento de eternidad,
y que se aterrice cuando se crea necesario,
o cuando se rajen las alas,
o cuando el espejo se estrelle en la cara,
si no se vence la gravedad,
se toca al fin el suelo,
en trizas,
entero,
en cenizas,
austero o fastuoso,
el riesgo del goce,
el roce feroz,
cuando no hace falta la huida,
sino sólo dejarse llevar
para vivir el maremoto,
el mar remoto,
el viaje de la cita
a la que sí se llega a tiempo.
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Une réflexion sur “Azul Kamikaze”