
Bansky, 2010
En el borde de tus aguas
hay un murmullo de sal,
son aladas tus espumas,
es salado tu cantar.
Hay flores en el mar.
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Jorge Drexler, Flores en el mar, 1998
Vale
una vida lo que un sol
una vida lo que un sol,
vale.
Se aprende en la escuela,
se olvida en la guerra,
un hijo te vuelve a enseñar.
Está en el espejo,
está en las trincheras,
parece que nadie parece notar
Toda victoria es nada
Toda vida es sagrada
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Jorge Drexler, Polvo de estrellas, 2004
A Sani, dondequiera que esté
Bellezas perdidas,
a la deriva de una vida anterior,
lamiéndose ahora las heridas,
último brillo antes de ahogarse
en la marea de aquel sueño,
no de Midas,
sino de comida
que alguna vez imaginaron mejor,
antes de exiliarse
a dónde sólo perdieron la orilla
en un abrir y cerrar de ojos.
Todo volviéndose pesadilla,
en un aterrizaje, despojos
en un desembarco,
miles de cerrojos.
Perder la tensión de su arco,
el otoño de todas las virtudes,
perder las flechas,
ver los ataúdes,
no saber de izquierdas ni de derechas,
las suelas y las agujetas desechas.
las aletas rajadas
y las velas mareadas
más duro que un dolor de muelas,
más definitivo que salir con las espuelas
hacia el frente.
Emigraron sorteando su suerte,
huyendo de la muerte,
no son turistas,
no pueden ser altruistas
con las plantas llenas de ampollas,
no todo el mundo es buena persona,
pero, aquí, olvidan
que la Historia da muchos reveses,
más veces de lo que dicen los jueces,
más veces de lo que los tiranos quisieran,
hermanos y amigos, ¡cuantos más sean!
Y no al revés.
No cierren las puertas
otra vez.
Y si lo hacen,
habrá que demolerlas
otra vez.
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