
William Turner, Tormenta de nieve, 1842
Espero tu mensaje
como si fuera a llegar a caballo
a algún fuerte medieval.
No hay punto de llegada
hasta mi morada para el mensajero,
el camino está cerrado
por no sé qué eventos naturales
de los que se habló
alguna vez,
rumores.
Espero en cualquier parte,
todo punto es estación,
con la intensidad
de un objeto que se ve caer
y se tiene la certeza
de que se romperá
en mil pedazos
en cuanto percuta el suelo,
al segundo siguiente.
Porque si soles y sales,
sin saber si tales o cuales
son tus deseos y tus miedos,
resulta que ni sales, ni soles,
ni a solas, ni conmigo
ni contigo.