Después de su encuentro con el rock durante la adolescencia, la guitarra y el bajo devinieron sus mejores aliados, y el rock su mejor amigo. Ahora es bajista del grupo Muerte Chiquita, desde hace diez años.
Para quienes les interese cómo se gana la vida un escritor, él es sicólogo y da consultas y clases de esa materia, y una lanita cuando pagan los conciertos. En otro tiempo fue redactor de un periódico, taquero y rocanrolero en los transportes.
Oliverio vive en Texcoco, México, cerca de un cementerio de ahuehuetes, entre el valle y su ciudad inmensa, y las faldas de la montaña, ambos a una au de distancia. Y desde ahí nos envía sus vibraciones y vivencias literarias y musicales.